Nació en Lyon, Francia, en 1900. Fue el tercer hijo de una familia de la aristocracia. Su padre poseía un título de la nobleza, su madre trabajaba de enfermera. Aunque perdió a su padre a la edad de cuatro años tuvo una infancia feliz. Al quedar huérfano de padre cultivó una relación muy unida a su madre, cuya gran sensibilidad y erudición influyeron en él profundamente, y con la que sostuvo una fluida correspondencia durante toda su vida.
En 1917 terminó el bachillerato en el colegio marianista Villa Saint-Jean de Friburgo de Suiza. Y, después de ser rechazado en la Escuela naval, se hizo piloto cuando estaba cumpliendo el servicio militar en 1921, en Estrasburgo. Poco tiempo después se unió a la escuadrilla de pilotos que cubrían los tramos de “la Línea” que transportaba el correo y a partir de allí iría configurando su carrera como aviador. Pero, mientras piloteaba también le dedicaba tiempo a la escritura.
El autor y sus hermanos: Marie-Madelaine, Gabrielle, François, Antoine y Simone.
Su carrera como piloto de avión le sirvió de fuente de inspiración como escritor de varios libros y en Buenos Aires-Argentina conoció a quien se convertiría en su esposa.
Antoine de Saint-Exupéry se estrenó como aviador civil en 1921 cuando hizo el servicio militar. Tan cautivado quedó por pilotar aviones de porte pequeño que se dedicó a la aviación comercial y trabajó en la empresa Aeropostale desde su creación. Esa compañía hacía transporte de carga liviana desde la ciudad de Toulouse hacia Centroamérica y también hacia la Argentina. De hecho, fue en este país que se creó una filial impulsada por estancieros patagónicos que se llamó Aeroposta.
El autor de "El Principito" y su avión
En el año 1926 hubo un cambio decisivo en su vida, a raíz de la publicación de su breve novela El aviador, en Le Navire dargent de J. Prévost, y su contrato como piloto de línea para una sociedad de aviación.
Fue el propio Saint-Exupéry quien hizo el vuelo inaugural a fines de 1929. Como el ferrocarril cubría el tramo Buenos Aires–Bahía Blanca, fue desde un pequeño aeropuerto de esa ciudad (Harding Green) con destino a Comodoro Rivadavia y unos meses después extendieron los vuelos hasta Río Gallegos.
De las turbulencias quedó un libro. En la novela Vuelo nocturno dio cuenta de un hecho real sucedido a uno de sus compañeros que viajaba de Chile a Paraguay y un viento patagónico lo desplazó en su pequeño avión desde la cordillera hasta el Atlántico. En la Argentina también conoció a la bella salvadoreña Consuelo Suncin. Fue en una reunión social y estuvieron a punto de casarse en Buenos Aires.
Saint-Éxupery junto a Suncin
Sin embargo hubo otras turbulencias, en este caso financieras: el crack de la Bolsa neoyorquina de fines de 1929 llevó a pique, entre otras tantas compañías, a Aeropostale. Antoine y Consuelo dejaron el Río de la Plata y viajaron a París donde sí contrajeron matrimonio. Luego fueron a Nueva York, volvieron a Francia y poco tiempo después Saint Exupéry pudo sobrevivir a un accidente que pudo ser fatal.
Fue en 1935, volaba con su mecánico y navegador André Prevot en un monomotor con cuatro plazas. Esta vez los vientos lo agarraron en el desierto del Sahara, a la altura de Libia: el avión perdió altura y la pericia de Saint Exupéry les permitió un aterrizaje forzoso. Ambos estaban golpeados pero enteros. Alrededor del avión averiado había solo arena y vientos. Tenían algo de agua, alguna fruta y no poca audacia. Al cabo de cuatro días se cruzaron con un hombre montado en camello. Para entonces sus caramañolas tenían solo recuerdos.
Saint Exupéry había participado de las primeras batallas de Francia cuando la invasión germana en el verano de 1940. Lo hizo, claro, en la aviación. Sin embargo, la capitulación del mariscal Pétain sumergió a la orgullosa nación francesa en un frustrante régimen colaboracionista con el nazismo.
Hacia fines de 1940, el aviador y su esposa se instalaron en Estados Unidos. Consuelo era de una familia acaudalada y Antoine había logrado buenos ingresos. De arriesgar su vida en combate pasó a disfrutar del Central Park de Nueva York.
Estaba triste, desmejorado y gracias a que un editor lo impulsó a retomar la literatura surgió El Principito. Pese a lo breve del relato, Saint Exupéry estuvo más de un año con el texto y decidió ilustrarlo él mismo aunque intentara encontrar quien hiciera esa labor. Es imposible leer ese libro sin ver un sombrero donde el personaje central del relato explica que se trata de una boa que se comió un elefante.
Tras dejar su botella tirada al mar en El Principito, el autor de carne y hueso tenía los ojos puestos en la Europa arrasada por el nazismo y asumía que debía volver al campo de batalla. Así ocurrió.
Con 43 años, Antoine de Saint-Exupéry volvió al Viejo Continente como piloto de combate.
Pasaron más de 60 años
hasta que se encontraron restos del avión
(e incluso una pulsera de Saint-Exupéry),
pero la causa del accidente sigue sin ser nada clara
Es reconocido por su libro más famoso y uno de los más vendidos de todos los tiempos, El Principito (1943), que fue traducido a más de doscientos cincuenta idiomas. Esta novela, con ilustraciones propias del autor, fue traducida al español por Bonifacio del Carril y su primera publicación en dicho idioma fue realizada por la editorial argentina Emecé Editores en 1951.
Obras:
- El aviador (1926)
- Correo del Sur (1928)
- Vuelo nocturno (1931)
- Tierra de hombres (1939)
- Piloto de guerra (1942)
- El principito (1943)
- Carta a un rehén (1944)
- Ciudadela (1948)
- Carnets (1953)
- Un sentido a la vida.
- Cartas de juventud.
- Cartas a su madre.
Obras de Saint-Éxupery
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